top of page

Años de persecución: Cuando desenmascaras a tu acosador

Actualizado: 29 jul 2021

“Una en un millón”, esa es la frase con la que Isabella Nuques identifica su historia. Ya que el caso en el que está relacionada, a diferencia de la mayoría de víctimas, llegó a los tribunales de la República del Ecuador. Sin embargo, su historia es algo particular.


En el 2010 Nuques conoció a Ramiro Matos*, él era profesor de inglés en el colegio donde estudiaba, tenía apenas 16 años y él 29, una diferencia de 13 años de edad. Desde esa época Matos* se insinuaba hacia la estudiante, pero no hubo contacto hasta tiempo después, cuando al invitarla a entrenar en un crossfit que abrió, empezaron una relación. Isabella estaba en quinto curso, lo que actualmente se conoce como segundo de bachillerato.


En medio de su relación, Isabella comenzó a recibir peticiones específicas de quien era su pareja sentimental, para ser exactos, fotografías que, según Nuques “no eran normales”, y estaban relacionadas con lo sexual. Aún así, Isabella le envió las fotografías.

“Yo estaba realmente enamorada (...) se las enviaba porque confiaba en él, era mi pareja”.

El tiempo pasó y rompieron su relación. Pero en el 2013 algo nuevo comienza a surgir y es cuando la pesadilla de Nuques toma rienda.


Ramiro* creó una cuenta de Twitter en ‘Swingers’, un espacio virtual para intercambiar parejas y otro tipo de contenido sexual ilícito, ya lo había hecho tiempo atrás, pero esta vez era un nuevo perfil. Sin embargo, a pesar de que ya había roto su relación con Nuques, en un intento de regresar con ella, él decide publicar las imágenes íntimas que alguna vez le envió, según Isabella, en señal de sumisión ante él.

“Toda mi familia se enteró, mi ñaño se dio cuenta de la página, luego mis amigos (...) Yo voy donde él y pido que las elimine, pero a partir de ahí no se acaba todo…”


Días después, Isabella se da cuenta que comienzan a crear cuentas de Twitter a su nombre y también de forma anónima, utilizando sus fotografías. Nuevamente acude a él pidiendo su ayuda, en su mente era un asunto que se había salido de sus manos, al decidir confiar en quien había amado. Por su parte, Matos* prometía que iba ayudarla e incluso contactarse con un ‘hacker’ que conocía de la bahía de Guayaquil, y persistentemente, lamentaba que las fotos pararon en “malas manos”.






Acostumbrada a recibir mensajes ofensivos, a ver su rostro en perfiles falsos, a recibir ‘dick-pics’ (imágenes de miembros masculinos) o a leer mensajes que le decían “Te he visto en tal página….”, pasaron aproximadamente siete años.


Para la Psicóloga Katiuska Delgado, el vivir con este tipo de hostigamientos puede generar daños psicológicos a largo plazo. Generalmente el ambiente de la víctima –o la misma– reduce los daños por el hecho de que es una transgresión digital. Sin embargo insiste, en que “deben marcar la diferencia y categorizarla como un delito”, ya que con el tiempo este tipo de abusos llegan a intentos de suicidio, como ocurrió con una de sus pacientes.


Para Isabella, el 3 de agosto del 2019 llegó a su calendario, desatando lo que parecía otra de sus tormentas.


Acompañada de un video de dos hombres masturbándose con sus fotografías íntimas, y acabando en ellas, una amenaza apareció en su chat de WhatsApp.

Le pedían una cantidad de 1.500 USD para no difundir más de sus fotos a su familia, amigos, su pareja actual, y sus jefes: “Vi como mi vida se derrumbaba nuevamente”.

Aún así se armó de fuerza, decidió no pedirle ayuda -como solía hacerlo- a su ex pareja, Ramiro*, y denunció a las autoridades. Su primera parada fue en la Fiscalía de La Merced, pero al notar que el policía que debía ayudarla, morboseaba sus imágenes, se dirigió a la Unidad de Flagrancia, frente al C.C El Alban Borja.


Desde allí fue hacia la UNASE, la Dirección Nacional especializada en casos de secuestro y extorsión, y con las pruebas en mano, ellos procedieron con la búsqueda. “Gracias a Dios me extorsionaron con los 1.500 USD, gracias a Dios…”, ya que si la historia fuera distinta, Isabella nunca habría llegado a saber la verdad.


El martes 27 de agosto de 2019 la UNASE le entregó dos celulares a Isabella, uno era el “personal” del victimario y el otro desde donde estaba recibiendo la extorsión. Nuques estaba incrédula. La Policía había detenido a Ramiro Matos*, su ex-novio, el hombre en el que Isabella amó y confió, en un delito flagrante. Al momento de la detención, la Policía lo encontró con el celular que la extorsionaba en sus manos, e intentó destruirlo antes de su aprehensión.



Para el Abogado Kevin Matías, el hecho de que haya sido un delito flagrante es "suerte absoluta", ya que los tipos de delitos penales que hacen referencia al cyberacoso, no cuentan con prisión preventiva.

Pero a pesar de que lo haya conseguido, en el país se requiere que la víctima se “apersone” de su caso, contrate un abogado y colabore con la fiscalía. Sin esos comodines, es probable que su caso no avance o incluso inicie, concluye.




En la primera audiencia del juicio, Ramiro* recibió prisión preventiva de 5 meses por el delito de extorsión hasta que la investigación concluyera. El artículo 185 inciso 2 del COIP indica que si se extorsiona a una persona con quien tenga relación de confianza, la pena sería de cinco a siete años.






“El problema con la investigación en Ecuador, es que no existen normas claras sobre la aplicación procesal y sustantiva de la norma jurídica, en caso de ciberdelitos”, declara el Ab. Matías. A diferencia de su experiencia en Europa, donde “El Convenio de Budapest” tipificó este tipo de comportamientos para llevar a cabo medidas específicas sobre la persecusión del ciberdelito, e hizo tratados con países como Perú y Colombia. Ecuador no se encuentra en la lista.


Pasan algunos meses y en enero del 2020, en la audiencia de preparación de juicio, el juez Eladio Freire dictó que presumía que el sospechoso es creador del delito, pero que no calificaba para el agravante del inciso 2 (relación de confianza), bajándole así la pena y dejándolo libre con otras medidas precautelares antes del juicio.


La boleta de excarcelación de Matos* fue expedida antes que la boleta de auxilio que Nuques necesitaba. El victimario vivía a 500 metros de la casa de Isabella.


“Actualmente el juicio en el que estoy luchando se ha demorado tanto (...) el 28 de agosto cumplo 2 años desde que denuncié y que se reconoció el delito flagrante”.

El aplazo de fechas del juicio de Nuques se ha desarrollado de la siguiente forma:


  • 1era fecha de juicio: 31 de marzo del 2020 (suspendida por pandemia)


(pasan 7 meses)


  • Nueva fecha: 29 de octubre del 2020 (suspendido, abogado de victimario se presume enfermo)


(pasa 1 mes)


  • Nueva fecha: 27 de noviembre del 2020 (la audiencia dura 3 horas, los jueces se “tenían que retirar”, audiencia queda suspendida)


(pasan 5 meses)


  • Nueva fecha: 15 de abril del 2021 (suspendida)


(pasan 3 meses)


  • Nueva fecha: 3 de agosto del 2021


“Se han demorado un año y medio desde la preparación del juicio. Si vamos desde la denuncia serían dos años (...) A mí me han revictimizado más de diez veces, pero uno como víctima sigue luchando, quiere llegar a ver a esa persona en la cárcel, con garra y corazón”.


*La victimización secundaria, también conocida como revictimización, es la respuesta que da el sistema a una víctima. Esta respuesta hace que la persona reviva la situación y vuelva asumir su papel de víctima al tener que testificar en diversas ocasiones, cuando el testimonio se pone en entredicho. (inscrito 162º savethechildren.es)*


84 visualizaciones0 comentarios
bottom of page